lunes, 20 de octubre de 2008

Pequeños instantes

cucharita de café [foto]

Había sido una tarde de verano calurosa, pegajosa, como si el aire caprichoso no quisiera llenar nuestros pulmones con su pureza. Estaba llegando el atardecer a la ciudad y la gente salía a pasear aprovechando esa tregua temporal firmada por el sol. Aquel rincón perdido entre las callejuelas del casco antiguo no era un sitio de moda, ni mucho menos, simplemente era un lugar tranquilo, apartado del bullicio caótico del centro...
A ella, ya la había observado en más ocasiones. A él, era la primera vez que lo veía cruzar la puerta de madera del pequeño café. En aquel instante, el silencio fue total, todos los allí presentes pudimos sentir un escalofrío recorriendo nuestros cuerpos en el momento en que los ojos de él y los de ella compartieron idéntica trayectoria.
Ella llevaba un precioso pañuelo cubriendo su cabeza, era un pañuelo estampado de colores muy dicretos que se entrelazaban con su bonito pelo negro ondulado. Estaba leyendo. No pude distinguir el título del libro que tenía entre sus manos. Llevaba gafas, quizás sólo las necesitase para leer. Eran unas bonitas gafas de pasta negra, años 50, que le daban un toque de arrebatador misterio.
Él entró en el café y el tiempo se detuvo, todos nos quedamos inmóviles, como si el movimiento sólo fuera un privilegio de ellos dos. Era alto, delgado. El bonito jersey de cuello cisne que llevaba dejaba intuir un torso musculado, fuerte pero no en exceso. En el momento que la vió se enamoró de ella, de la misma manera que ella se enamoró de él. Supo sin saber cómo que aquella mujer era su mitad, su yo mismo.
Ella sintió frío desde los pies a la cabeza. Se quitó las gafas, el pañuelo se le cayó hacia el hombro izquierdo dejando ver su bellísima cara en todo su esplendor, los últimos rayos del sol la iluminaban. Sin más se levantó. Él se detuvo frente a ella. Estuvieron unos largos segundos mirándose directamente a los ojos sin pronunciar ni una sola palabra. La mirada intensa de aquel hombre lo inundaba todo, tenía en sus ojos la fuerza del mar y del cielo. Entonces separó sus labios y dijo:
- ¿ Dónde has estado todo este tiempo?
Ella respondió:
- Buscándote, pero me has oído gritar y ahora ya te he encontrado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

vexo certo murakamismo no escrito
;)

non tomes tanto café!
beso s diego

Anónimo dijo...

mmmm... me siento afortunada...
yo ya la conocía eh?! esa historia huele a islandia...
un beso.
tu crees que algún día levantaré la mirada y lo veré?
un beso amor....

luis sendón dijo...

Ap, pues de gira muy muy bien, muchas risas. Te agrego
Besos

luis sendón dijo...

Pasaos por el concierto del sábado, que llevaremos mercadillo
bicos

Anónimo dijo...

pequena miaaaa!
este libro está esperando en mi estatería a que acabe otras cosas que tengo a medias!

el sabadete moi ben, y al final el domingo estuve con mi hermano por la tarde q se vino a pasar el finde así que no hice náaaa

no sé si iré este finde, si no voy pasadlo guayyyyyyyy
besazoooooooooossssssss
muamuamuamaumauamauamauamuaa