martes, 22 de diciembre de 2009

Where the wild things are




Donde viven los monstruos

Con el corazón encogido.


domingo, 13 de diciembre de 2009

2046



Hacía tiempo que ella había perdido la iniciativa. Ella, que siempre había sido una persona muy vital, siempre con mil ideas en la cabeza. Sin darse cuenta se fue apagando, igual que se apagan las velas cuando ya no queda mecha. Cuando cayó en la cuenta ya estaba perdida en un abismo negro y pegajoso sin salida de emergencia.
Intentó buscar una explicación, algo que le sirviera como justificación. No encontró respuestas.
Su falta de ánimo iba en aumento. Dejó de leer, de dibujar, de escribir, de vivir. No tenía ni esperanza de encontrar respuesta a su problema.
Y la solución estaba tan cerca, siempre había estado tan cerca.
Pero ella vivía, respiraba encerrada, por iniciativa propia en un zulo de hormigón sin luz. Huir no sería fácil.
Todo se limitaba a algo tan sencillo.
Aquella película, una y otra vez se cruzaba en su camino. Aquella película, 4 dígitos y un director asiático. Aquella película la perseguía. En cierto modo, había marcado su vida, era una parte de ella, como un brazo o una pierna. Incluso podía ser su estómago.
La volvió a ver y aquel enunciado retumbó en su cerebro como un ejército hacia la batalla: "todos los recuerdos son surcos de lágrimas". Entonces lo comprendió todo. Volvió a ser libre.
Los recuerdos ocultos, quemados, sepultados, la habían encerrado en una crisálida blindada. Cuando consiguió llorarlos, las lágrimas fueron poco a poco rompiendo lo irrompible, haciendo un surco en su coraza invencible.
La solución había estado allí, a su lado, vigilándola, cuidándola, esperándola con los brazos abiertos siempre, pero ella no podía entender. Ella no quería entender.
Cuando acabó de llorar todo volvió a amar.

martes, 8 de diciembre de 2009

Todo dito

nun 444 dalgunha parte

-Que ben se durme na túa cama. Díxolle ela.
-Que ben se durme contigo. Contestoulle el.

Xa non fixo falta dicir nada máis porque xa estaba todo dito.